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Al ocaso imagino su curso,
selva, tierra y destino adentrar,
tras los pasos de un día errante,
tras los más de un obstáculo andar.
Quién sabrá qué experiencias oculta,
qué deseos su alma azoró,
si aún guarda paciente en espera,
abrazar lo que un día perdió.
Mas gracioso su espíritu muestra,
con dulzura su encanto locuaz,
cuando riñe, refulge o atenta,
y su cauce se ve desbordar.
De momento se muestra sonriente,
y de las aguas se eleva un vapor,
que despierta y agita emociones,
de entusiasmo, afecto y pasión.
Es el brillo del río Orinoco,
que a la luz de la luna alumbró,
cual pasar a un tenaz navegante,
y en sus aguas al fin se perdió.
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Written on May 29th, 2019 by Sebastián Azcárate